sábado, 16 de mayo de 2009

intento de poema sin título...

Esto podría llevar muchos títulos pero ninguno me agrado para tanto desorden de palabras y sentimientos así es que mejor el espacio del título se queda en blanco, no es de lo mejor, pero en un acto catártico mío con el lápiz y el papel, surgió una noche fría, en la soledad toluqueña. Basta decir quién es el numen, MI NUMEN, esta noche hasta él lo sabe y sólo contestó "ps está padre". (No le hagan mucho caso a este primer párrafo, mejor antes de acabarlo de leer pasen a lo que sigue).

Me siento a escribirte y no paso del primer renglón, las ideas fluyen caóticas en un licuado de sentimientos y emociones, que ni las palabras ni el lápiz logran ordenar en este papel.

Quisiera decirlo todo en pocas palabras, es más en muchas, poco importa ya que me gaste la vida escribiéndote algo, qué más da que se me acabe el sueño, y que la noche se vaya y venga con el alba el sol nuevamente a salir, qué más da todo sino logro contarte nada? Ni siquiera puedo escribirte con mis labios los besos que en mi boca arden como brazas en la hoguera, ni los abrazos que en la ausencia de tu cuerpo buscan resposo en los recuerdos, no puedo expresar con palabras que mi cuerpo ansía el tuyo, cálido y desnudo, como la arena del mar, humeda y febril como tu pecho, tan deslumbrante como tu sonrisa.

¿A dónde terminarán estas ideas, piradas y ausentes de sintaxis, si las palabras no logran atarlas a esta hoja? a ti no creo, porque seguro cuando te vea aunque mis ojos ardan con las llamas de tu presencia y mi lenwa bregue por penetrar en los misterios de tu cuerpo, estos sentimientos se reducirán a un abrazo y un beso llenos de tantas ideas y de tantas emociones que entre tu pecho y el mío todo quedará convertido en fuego y mi boca jugará con tu piel y entre tus labios los míos proferirán con dos palabras la fusion de todo: Te amo.

martes, 28 de abril de 2009

!Tristeza del atardecer¡

Sé que mañana ya no estarás aquí…
La tarde ha comenzado y el crepúsculo se asoma,
La noche será larga y el amanecer estará nublado.
El día que termina nos deja un buen sabor de boca,
La noche nos da miedo, y huimos de ella
Inventándonos amaneceres lejanos
En lugares donde el sol se apaga después de cien horas.

Nos refugiamos del final de la claridad en luces artificiales,
En días que se desvanecen al abrir los ojos,
En soles de piedra donde la luz se pulveriza.

Mis brazos se han cansado de abrazar el agua,
Mientras que la intermitente lluvia de eternos atardeceres
Enfría nuestros cuerpos y nuestros corazones hasta congelarlos
Y el viento apaga la llama de una vela
Que ya estaba consumida…

sábado, 11 de abril de 2009

Tristeza noctánbula.

Todo comienza nuevamente, mis pasos solitarios por las calles que huelen a tu cuerpo, mi vida en las ciudades, recorridos silentes, observando el tráfago, escuchando el crepitar de voces que se rompen en el silencio de antros atestados de individuos que conocen su alter ego en medio de tantas otredades, que danzan el baile del olvido, el abandono de sí mismos, para llegar a ser lo que al amancer olvidarán.
Copas que parecen interminables, manos que se atestan de ti como del tabaco que me consume, que consumo, que consumimos y nos consume. Botellas perennes que parecen no tener fondo, cuerpos autómatas, artificiales y sin fondo, que rosan mi cuerpo con su vacuidad de ti, mi cuerpo sin vida, ni muerte, ni alegría, sin nada más que uñas y pelo, lágrimas y rabia. Rabia de perro, de animal irracional que sigue sus instintos, famélico e iracundo, persiguiendote pertinaz tras tu silueta de hetaira alejada del oficio, tras tu olor, orgía de muchos aromas - de manos que te recorrieron, te recorren en aquellas oscuridades, de labios que te envenenan besándote- bacanales de sudor y miradas que se pierden buscando lo que nunca encontrarán, aquello que está aunsente y baila en el corazón de los más nobles, tan ardiente y tan muerto. Miradas que se pierden en los hoteles, en la desnudez del cuerpo que es sinónimo de la soledad del alma.